Archive for junio 2009
Finalmente, dos semanas después de la tragedia y quince días antes de las votaciones, el titular del Instituto del Seguro Social o “Importa Madres Su Salud” (IMSS) ha esgrimido el dedo acusador y con flamígera lengua acabó por hacer responsable a la Secretaría de Finanzas del gobierno del estado de Sonora por la tragedia de esa cosa rara que se hacía llamar guardería ABC subrogada del organismo en desgracia.
Los titulares de todos los diarios no han dejado pasar la noticia y es nota destacada en cada uno de ellos; los periodistas que ahora son locutores de radio, ora entrevistan a Daniel Karam o a alguno de sus achichincles para obtener una ampliación de la nota que, coincidentemente, se lanza ya cuando el día del padre casi ha tocado a su fin. Dice Karam en su comunidado “Como ha quedado claro en el peritaje realizado por la Procuraduría General de la República, la bodega arrendada por el gobierno de Sonora operaba sin las medidas de seguridad apropiadas, como alarmas, extinguidores e hidrantes y detectores de humo. Tampoco estaba presente en la bodega un vigilante que detectara a tiempo el incendio y que alertara de ello al personal de la guardería”. En esta andanada de acusaciones, tampoco los dueños de la guardería salen bien librados, por el momento, “la estancia carecía de una salida de emergencia por el área de patio de juegos, así como de puertas de seguridad con barra de empuje abatible hacia el exterior, y que la puerta de entrada principal debía ser ampliada”. Así pues, estas son las acusaciones concretas y sólidas que tiene el IMSS para tratar de quitarse la papa caliente que tiene entre manos. Veamos ahora lo fino del asunto.
Primis. Una cosa es acusar al gobierno del estado libre y soberano de Sonora y otra muy distinta a una de sus dependencias; me explico: “IMSS culpa a gobierno de Sonora por incendio” y “Demanda el IMMS al gobierno de Sonora” tal y como se puede leer en El Universal y en Milenio, además de imprecisos, tendenciosos y francamente sensasionalistas, son incorrectos. Más acertados son los balazos de La Jornada y la Crónica, los cuales describen con mayor precisión la acusación del IMSS. Ahora bien, una cosa es vociferar que el gobierno del estado de Sonora tiene responsabilidad en el asunto y otra muy diferente es decir que la Secretaría de Finanzas del Estado de Sonora la presunta responsable de este triste y delicado suceso ya que, por principio de cuentas, para poner en el banquillo de los acusados a un gobernador, se requiere de un proceso judicial a nivel federal; es decir, que la PGR sea la que emita la acusación formal y no una autoridad administrativa. Esto, sin dejar de mencionar, que por virtud constitucional, el gobernador de un estado posee fuero, esa invisible aura que es como un escudo protector para su persona y sus actos y para que el selectivo brazo de la ley lo toque, es preciso retirarle el campo de fuerza antes mencionado y para estos menesteres hay que tocar las puertas del Congreso de la Unión.
Secundis. Dice el director del Seguro que son la Secretaría de Finanzas y los dueños los responsables de la tragedia y con esto ya estamos fritos por que el Director del IMSS no ha puntualizado quién, en qué período y bajo qué conceptos tiene la carga de la culpa. No, eso no lo dijo y bajo esta premisa, sus acusaciones suenan más bien a réplicas de lavadero con un tinte de mañosa táctica para tratar de desviar la atención y la responsabilidad del IMSS para depositarla por medio de esta papa caliente a las autoridades estatales. La tesis se sustenta pues la demanda formal ha sido interpuesta ante el Tribunal Superior de Justicia de Sonora. En otras palabras, que sea la justicia de Sonora la que pida cuentas y encierre a los culpables; y ya entrados en este derrotero, el propio gobierno estatal está tratando de fincar responsabilidades a 13 personas, la mitad de los cuales son los propios bomberos que acudieron a rescatar a los infantes en ese día. Más aún, ahora sí se confirma que son los dueños de la guardería los responsables por no cumplir con una serie de elementales medidas de seguridad que hubieran podido significar un final muy diferente. Ahora sí, justicia expedita y rápida, a dos semanas de las votaciones.
Tertis. Podemos ir viendo cómo evolucionará este asunto. Por un lado, el IMSS ya hizo justicia al correr a cinco funcionarios de esa dependencia; hasta allí llegó y no creo que vaya por más. Los servidores públicos estatales son los chivos expiatorios y con eso el caso se cierra, para más INRI, si lo que quiere la opinión pública son gente encerrada en la cárcel, bueno, allí está la demanda ante el TSJS y que aquellos se hagan bolas a ver qué encuentran, a quién acusan, a quién consignan y a quién finalmente se encierra. Por su parte, los indiciados o presuntos responsables, tratarán por todos los medios de no poner un pie en la cárcel ya sea por medio de amparos o aprovechando lo mal que suelen ser integradas las averiguaciones y lo fácil que los expedientes se pierden, traspapelan o desordenan. Por último, si se llegara a hacer justicia, lo más probable es que al único funcionario de cierto nivel que encierren sea al director de la Unidad de Protección Civil de Hermosillo quien fue el que firmó el acta de revalidación de las condiciones de seguridad del inmueble, requisito necesario para obtener el refrendo de la guardería.
El IMSS podrá tener un moño negro en su página de Internet pero quiere tanta justicia como el gobernador del Estado o los familiares de aquél que son dueños de otras guarderías. No, la justicia les importa un pimiento y lo único que quieren es que este asunto, como tantos otros, se olvide o quede superado por una tragedia mayor que eclipse, aunque sea temporalmente, la que todos ellos provocaron.
Un señor ilustre y banquero destacado miembro del sector social más poderoso criminal y sínico de la historia de la humanidad es decir del capital financiero dejo escapar las palabras como escupiéndolas: el problema de la economía mexicana se llama sub comandante Marcos» la sentencia de muerte está dictada los dineros empiezan a buscar el precio de la bala que elimine ese problema. A la misma hora en que el señor banquero pronuncia el dictamen Antonio hijo tirita bajo la lluvia y el frio bajo las montañas del sureste mexicano tiembla Antonio hijo pero no de miedo tiembla porque no hay fuego esa noche para espantar el frio, para tapar el agua, para alumbrar la noche. Marcos se acerca a Antonio hijo y se sienta junto a el -hace frio- dice, Antonio hijo asiente en silencio bajo el plástico negro que hace otro techo nocturno bajo el techo de lluvia y frio están los dos hombres que son el mismo no hay fuego es cierto pero ya está el viejo Antonio acercándose con otro calor en las manos la palabra.
El viejo Antonio pone la palabra en el suelo en medio de los tres y empieza a hablar empieza a dar calor y consuelo con palabras que abrazan como amigas, como compañeras la tibieza llega al pecho y a los ojos Antonio hijo y Marcos dormitan bajo la noche y el frio del diciembre chiapaneco. El viejo Antonio habla para guiar y velar su sueño lleva su voz de la mano a Antonio hijo y a marcos a un tiempo anterior vuela la historia para atrás hasta llegar diez años atrás para llegar antes de este frio este dormitar regresa el tiempo hasta llegar a la historia de las palabras
Los agarró la noche platicando. «Mi focador no tiene pilas» dice, desesperanzado, Antonio hijo. «Yo lo olvidé en la mochila» dice Marcos mirando el reloj. El viejo Antonio sale y regresa con hojas de watapil. Sin decir una palabra empieza a construir una champita. Antonio hijo y Marcos ayudan. Con bejuco y palos con punta en horqueta toma forma, poco a poco, un cobertizo. Después a buscar leña. Tiene rato que la lluvia y la noche se hermanan. De entre las manos expertas del viejo Antonio surge, al fin, una llamita que se convierte en hoguera. Marcos y Antonio hijo se acomodan como pueden, recostados junto a la hoguera. En cuclillas, el viejo Antonio habla y arrulla la noche y el sueño con esta historia, con esta herencia…
«La lengua verdadera se nació junto con los dioses primeros, los que hicieron el mundo. De la primera palabra, del fuego primero, otras palabras verdaderas se fueron formando y de ellas se fueron desgranando, como el maíz en las manos del campesino, otras palabras. Tres fueron las palabras primeras, tres mil veces tres se nacieron otras tres, y de ellas otras y así se llenó el mundo de palabras. Una gran piedra fue caminada por todos los pasos de los dioses primeros, los que nacieron el mundo. Con tanta caminadera encima, la piedra bien lisita que se quedó, como un espejo. Contra ese espejo aventaron los dioses primeros las primeras tres palabras. El espejo no regresaba las mismas palabras que recibía, sino que devolvía otras tres veces tres palabras diferentes. Un rato pasaron así los dioses aventando las palabras al espejo para que salieran más, hasta que se aburrieron. Entonces tuvieron un gran pensamiento en su cabeza y se dieron en su caminadera sobre otra gran piedra y otro gran espejo se pulieron y lo pusieron frente al primer espejo y aventaron las primeras tres palabras al primer espejo y ése regresó tres veces tres palabras diferentes que se aventaron, con la pura fuerza que traían, contra el segundo espejo y éste regresó, al primer espejo, tres veces tres el número de palabras que recibió y así se fueron aventando más y más palabras diferentes que se aventaron, con la pura fuerza que traían contra el segundo espejo y éste regresó, al primer espejo, tres veces tres el número de palabras que recibió y así se fueron aventando más y más palabras diferentes los dos espejos. Así nació la lengua verdadera. De los espejos nació.
Las tres primeras de todas las palabras y de todas las lenguas son democracia, libertad, justicia.
«Justicia» no es dar castigo, es reponerle a cada cual lo que merece y cada cual merece lo que el espejo le devuelve: él mismo. El que dio muerte, miseria, explotación, altivez, soberbia, tiene como merecimiento un buen tanto de pena y tristeza para su caminar. El que dio trabajo, vida, lucha, el que fue hermano, tiene como merecimiento una lucecita que le alumbre siempre el rostro, el pecho y el andar.
«Libertad» no es que cada uno haga lo que quiere, es poder escoger cualquier camino que te guste para encontrar el espejo, para caminar la palabra verdadera. Pero cualquier camino que no te haga perder el espejo. Que no te lleve a traicionarte a tí mismo, a los tuyos, a los otros.
«Democracia» es que los pensamientos lleguen a un buen acuerdo. No que todos piensen igual, sino que todos los pensamientos o la mayoría de los pensamientos busquen y lleguen a un acuerdo común, que sea bueno para la mayoría sin eliminar a los que son los menos. Que la palabra de mando obedezca la palabra de la mayoría, que el bastón de mando tenga palabra colectiva y no una sola voluntad. Que el espejo refleje todo, caminantes y camino, y sea, así, motivo de pensamiento para dentro de uno mismo y para afuera del mundo.
De estas tres palabras vienen todas las palabras, a estas tres se encadenan las vidas y muertes de los hombres y mujeres verdaderos. Esa es la herencia que dieron los dioses primeros, los que nacieron el mundo, a los hombres y mujeres verdaderos. Más que herencia es una carga pesada, una carga que hay quienes abandonan en mitad del camino y la dejan botada nada más, como si cualquier cosa. Los que abandonan esta herencia rompen su espejo y caminan ciegos por siempre, sin saber nunca más lo que son, de dónde vienen y a dónde van. Pero hay quienes la llevan siempre la herencia de las tres palabras primeras, caminan siempre como encorvados por el peso de la espalda, como cuando el maíz, el café o la leña ponen la mirada en el suelo. Pequeños siempre por tanta carga viendo siempre para abajo por tanto peso, los hombres y mujeres verdaderos son grandes y miran para arriba. Con dignidad miran y caminan los hombres y mujeres verdaderos, dicen.
Pero, para que la lengua verdadera no se perdiera, los dioses primeros, los que hicieron el mundo, dijeron que había que cuidar las tres primeras palabras. Los espejos de la lengua podían romperse algún día y entonces las palabras que parieron se romperían igual que los espejos y quedaría el mundo sin palabras que hablar o callar. Así, antes de morirse para vivir, los dioses primeros entregaron esas tres primeras palabras a los hombres y mujeres de maíz para que las cuidaran. Desde entonces, los hombres y mujeres verdaderos custodian como herencia esas tres palabras. Para que no se olviden nunca, las caminan, las luchan, las viven…»
Cuando se despertaron, el viejo Antonio aliñaba un tepescuintle. En la fogata la leña ardía y se secaba al mismo tiempo, mojada antes por la lluvia y el sudor de la espalda del viejo Antonio. Amanecía y, al levantarse, Antonio hijo y Marcos sintieron que algo les pesaba sobre los hombros. Desde entonces buscan cómo aliviar esa carga… Todavía lo hacen…
Antonio hijo se despierta y despereza. Sacude a Marcos que, sentado al pie de un ocote, se durmió con la pipa entre los labios. Los helicópteros y el ladrido de los perros de caza espantan la mañana y el sueño. Hay que seguir caminando… Hay que seguir soñando…
El cuento del viejo Antonio, la historia de las palabras
diciembre de 1994 leido en marzo del año 2004 10 años despues
Te presento a tu nuevo jefe.
Posted junio 17, 2009
on:Cuántas veces, en la vida laboral de cada uno de nosotros, hemos escuchado estas palabras. En este contexto, la respuesta a esta interrogante variará en función de los lugares, empresas, actividades y crisis particular o globalmente abarcadoras; factores, todos ellos que hacen, en mi caso, que el número de ocasiones sea muy, muy, grande. Ahora bien, la consigna popular expresa que no hay mal que por bien no venga y muchas veces nos aferramos a esta creencia en aras de mantener el espíritu optimista aún cuando ves a tu alrededor que las cosas están francamente como para llorar o preparar tus propias pertenencias de cara a un eventual cese en tu trabajo (poner las barbas a remojar, en términos coloquiales).
En anterior aportación, he narrado alguna de mis experiencias acerca de lo que se siente ser notificado acerca del fin de la carrera laboral en cierta dependencia gubernamental cuyo nombre ya no merece la pena recordar. Pues bien, tras la polémica partida del que horas antes era tu superior jerárquico viene la incertidumbre: ¿Quién es el nuevo jefe?; ¿De dónde viene?; ¿Qué hace?; ¿Viene solo o trae equipo? ¿Cuál será la línea? Las horas pasan y del sujeto aludido ni sus luces; que está en reunión, que está en recorrido, que ya está pidiendo cuentas, etc. y mientras tanto, en las oficinas “Radio Pasillo” emite los últimos boletines y todos ellos contradictorios e infundados, al fin de cuentas es “Radio Pasillo”. Han pasado 24 horas y ninguna noticia del nuevo jefe. Mal asunto, pues si al anterior casi no se le veía en su despacho, la ausencia del nuevo implica que la rutina será la misma, es decir, cada quién haciendo como que hace y el trabajo administrativo y operativo mientras se acumula y acumula y acumula, total “ego sumus burocratas”.
Es el tercer día desde la designación del nuevo jerarca y no han pasado 30 minutos desde el inicio de la jornada laboral cuando la secretaria del patrón pronuncia mi nombre:
-La Lic. Fulana de Tal quiere verte. Que pases. Inmediatamente.
.
.
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-¿Desea algo?
-Sí. Soy Fulana de Tal y a partir del lunes estoy a cargo de este desmadre y la consigna del Lic. Sutano es poner todo este muladar en orden… ¿Cuáles son tus funciones aquí?
Salí bien librado, sólo me tocaron los calificativos despectivos con relación a cómo es que perciben los jefazos la situación y no tanto el propio desempeño laboral; pero no canto victoria, los años de experiencia acumulada me han enseñado que nunca es bueno confiarse cuando el jefe nuevo te está observando. Si, eres uno de los bichos raros que han hecho posible el “desmadre” y por ende no te salvarás de la ira de los dioses, llegado el caso.
Los días pasan y la mala nueva recorre otra vez toda la Secretaría; ahora le ha tocado el turno de ser echado de patitas en la calle al Subsecretario Mengano y toda su gente. En menos de 30 días otros 120 puestos de estructura que cambian de titular mientras que nuestro líder moral ya debe andar haciendo campaña por todo el país.
No ha pasado más de una semana y la tensión se ha instalado por todos lados; de repente, todo mundo tiene algo qué hacer y lo hace de prisa, bien y a la primera. Los errores no son tolerados y la nueva política de reemplazo de plazas es simplemente intimidatoria. Sin decir “agua va” cada inicio o fin de quincena se producen ceses y nuevos nombramientos; muy mal asunto y el chascarrillo en los pasillos se refiere a que te sientes como cochinito en matadero; de que te darán chicharrón, te lo darán y sólo es cuestión de que llegue la fecha “A toda capillita le llega su fiesterita”, dice el refrán.
Y es que en esos aciagos días, los recortes, reacomodos y enroques fueron a todo lo largo y ancho de la Dependencia y no se respetaron ni plazas, bases o fueros. Todo mundo fue objeto de una política laboral de terror y nadie se salvó. Ni siquiera el Secretario de la Dependencia, cuya destitución significó que todo estaba perdido y nadie quedaba a salvo de los caprichos de los nuevos poderosos que se acomodaban y que querían todo el pastel para ellos. Depredadores, decían unos, hambreados, decíamos los demás y yo recordaba aquel pensamiento sobre los bárbaros a la entrada de la ciudad.
-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.
-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán, cuando lleguen, los bárbaros.
-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.
-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.
-¿Por qué no a acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.
-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
La roca mortal
Posted junio 17, 2009
on:Fue demasiado tarde, sus reflejos y velocidad no bastaron para esquivar a la amenaza que, de improviso y de manera fulminantemente rápida, cayó sobre ellos. Ninguno sobrevivió.
En la colonia, se iniciaron las ceremonias de duelo por la pérdida de otros más de sus miembros. Supieron que algo malo les había pasado cuando transcurridas las horas no había señales de vida de los ausentes; Una vez más, fueron enviados equipos de búsqueda y rescate y, una vez más, regresaron con las manos vacías. “¡Qué desgracia! ¡Qué desgracia! ¿Qué hemos hecho para merecer esto?”, se preguntaba I’bik, la infortunada viuda de uno de aquellos que salieran el día anterior para ya no volver jamás. U’Pahack, el viejo sacerdote y el más anciano de la colonia, sólo acertaba a reconfortar a la pobre desdichada que a ratos parecía perder la cordura.
Una nueva reunión del consejo de ancianos se celebró a la noche siguiente después de la tragedia. U’Pahack, el viejo sacerdote así inició:
-Estamos todavía de luto por la pérdida de nuestros hermanos, pero también y reconozcámoslo, estamos aterrados. No sabemos, todavía, qué es lo que pasa pero siempre, perdemos a nuestros miembros recolectores. Si sólo fuera en un sitio localizado no habría problema pero no es así; es casi imposible determinar la zona de peligro para evitarla o rodearla y siempre el resultado es el mismo: toda una cuadrilla de recolectores simplemente desaparece sin dejar rastro.
-Además, la amenaza no está focalizada en un punto; es como si estuviésemos rodeados de una maldad asesina y caprichosa que no sigue un patrón lógico o fechas establecidas, sentenciaba, a su vez, Ger’hetto.
-¡Tenemos qué hacer algo!
Pero no se hizo nada, pues ninguno sabía ni siquiera contra qué se enfrentaban.
Pasaron los días y la rutina volvió a su ritmo habitual, grupos de cazadores-recolectores iban y regresaban con víveres y poco a poco un insistente rumor fue ganando presencia en la atribulada colonia.
-¡Yo lo ví! ¡Ví cómo se movía! ¡Las rocas se movían solas! Este nuevo suceso incrementó todavía más la incertidumbre y el miedo.
-¡Yo no voy allá! Dicen que las rocas se mueven solas. No quiero morir aplastado por una de ellas.
-Pero allá es donde hay más comida.
-¡No le hace! ¡Que manden a otro! Yo no voy.
Los ancianos organizaron grupos armados para verificar el suceso y nuevamente no encontraron nada.
-Recorrimos toda la zona. Inclusive ordené que varios de los voluntarios treparan a todas las rocas, casi se desató un motín pero no hubo nada. Todas las rocas estaban inmóviles.
Así transcurrieron los días hasta que, por enésima vez, otro grupo de recolectores desapareció. A la histeria colectiva le siguió la inconformidad y el deseo de vengar la muerte de los camaradas; los signos de malestar social dieron paso a los episodios de violencia social. La situación era francamente desesperada. Las revueltas fueron controladas con violencia extrema y se estuvo muy cerca de la desintegración de la colonia pues ya nadie quiso salir a recolectar la comida, así que a la violencia se agregó el hambre.
Ke’erell montaba guardia, estaba temblando y cada rato echaba miradas en todos lados, tratando de detectar cualquier cosa que pudiera convertirse en un peligro para él y sus compañeros, pero sobre todo, no dejaba de observar a las rocas. Más allá, a lo lejos, unos seis recolectores ya casi habían terminado su tarea y las viandas estaban convenientemente atadas y dispuestas para el traslado. Entre todos los recolectores y los soldados que, junto con Ke’erell estaban allí para hacer frente a cualquier peligro, fueron desplazando los grandes paquetes de comida; todos colaboraban febrilmente pues ya no querían estar un momento más en ese lugar. Fue cuando todo el grupo llegó donde estaba Ke’erell que se desató el infierno.
-¡Allí, miren!
-Es cierto, ¡ES CIERTO! ¡Las rocas se mueven!
-¡Vienen por nosotros!
-¡Tiene ojos!
-¡Corran, CORRAN!
A pesar que la adrenalina generada por el miedo fluía por sus cuerpos, poco pudieron hacer para enfrentarse a aquella monstruosidad que se les venía encima. Rápidamente fueron engullidos tanto recolectores, como soldados y comida. Todo fue “devorado por esa gigantesca roca con ojos” según la propia expresión de Ke’erell que en estado de shock había conseguido llegar a la colonia aunque para lograrlo tuvo que sacrificar sus piernas.
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Ximena, gritando, corrió hacia mí con una alegría desbordante, llevaba abrazando un objeto cubierto con un paño de regular tamaño que por la forma en como lo sostenía, no dejaba identificar su contenido.
-Abuelo, ¡Abuelo! ¡Mira lo que encontré!
-¿Qué cosa?
-Mírala, es Tita, mi tortuguita.
-Tortugón, querrás decir. Fue mi expresión de asombro cuando por fin pude observar de cerca a aquél quelonio. ¡Está grandísima! ¿Dónde la encontraste?
-Allá, en las piedras; estaba comiendo insectos, escondida.
Hacía más de 10 años que “Tita” llegó a los brazos de Ximena, de entonces 8 años de edad. Ese día estaba contenta porque por fin tenía una tortuga para poder mostrarla a sus amiguitos de infancia. Poco le había durado su felicidad pues “Tita”, en un descuido de los adultos, se perdió en la casa que todavía estaba en construcción y por ende, en medio de piedras volcánicas, cimbras de madera, jardines a medio terminar, arena y grava acomodadas en un ordenado desorden, fue prácticamente imposible encontrar a la nueva mascota de mi nieta.
-¿Qué vas a hacer con ella? Pregunté
-¡Cuidarla, ahora sí; y no prestársela a ninguno de ustedes porque la volverían a perder!
Fue la respuesta.
El Aroma de la Yerbabuena
Posted junio 17, 2009
on:¿La vida de un infante vale libertad bajo fianza? Dentro del derecho, por supuesto que si porque así lo establece la ley; sin embargo, para el sentido común y un mínimo de justicia, no.
Ojalá y en lugar de la desgracia en Hermosillo, a esos niños le hubiera dado influenza porcina o humano o cibertroíde, tal vez ni siquiera se hablaría de lo mal que están las guarderías en nuestro país.
Por desgracia, nuestra falta de memoria convertirá esta catastrofe en una más de las microhistorias de impunidad que cotidianamente ocurren y que el ciudadano común es el pagano de todo esto.
Jugando a los supuestos, ¿pasaría esto en guarderías de nuestras clases pudientes, donde los padre o niñeras revisan hasta el último rincón para comprobar que ni un átomo de polvo se encuentra donde jugarárn sus hijos? Por supesto, que no.
¿Acaso existe un mínimo de decencia, ya no digamos rigor, al revisar las instalaciones o las condiciones de seguridad? No, porque hay el compadrazgo, el dinero o las obvias complicidades que da el poder. En cada estado, donde el gobernador es el virrey, la mayoría de las guarderías públicas existen antecedentes de tráfico de influencias o pago de favores.
Somos un país que todos gritan y nadie escucha; las personas decentes no entran en los juegos del poder y lo sucedido en Hermosillo, es parte de una historia interminable.
Lo sencillo sería decir «No permitir que nuestros hijos estén en esas guarderías». Bien sería porque es pegarles a donde más duele: el dinero. Cada infante que está inscrito, recibe casi tres mil pesos mensuales por parte de Sedesol, entonces por 40 niños reciben la nada despreciable cantidad de 120 mil mensuales. Negocio redondo.
Pero existe una disyuntiva: ¿dónde dejar a nuestro hijos?, ¿qué hace la madre soltera que trabaja en las mañanas si no es dejar a su hijo en la guardería? No es tan fácil y si no derrumbamos el muro de cinismo que encontramos en los complices del poder, la muerte de los niños será en vano.
Vivimos en un país donde tenemos el aroma de la yerbabuena, pero al probar su hoja, nos quema la lengua.
¿Y la Cheyenne, a’pá? II
Posted junio 1, 2009
on:Es casi oficial. Cuando den las 12:00 del día de hoy, lunes 1º de junio de 2009, General Motors Company solicitará la protección federal por bancarrota ante un tribunal de los Estados Unidos de América; el gigante no pudo con sus deudas y finalmente se declarará en quiebra.
Este es el inicio de la debacle del poderío norteamericano en el mundo, ya Crhysler está siendo “rasurada” hasta el hueso para poder aliviarla de las deudas y ahora le toca el turno a GMC; por supuesto, el golpe anímico en Estados Unidos será económico para los mexicanos que hoy tienen la desgracia de trabajar en esa empresa. Los administradores de Obama no se andan con chiquititas y cortarán lo que tengan que cortar, reducirán lo que haya de ser reducido y correrán a la gente que tenga que ser cesada; se habla de cerrar 2,600 distribuidoras ¿Cuántas plantas ensambladoras dejarán de funcionar? ¿Cuánta gente será echada “de patitas en la calle”?
Algunos ilusos creen que las medidas son sólo administrativas y que la planta laboral no será tocada ni los cuantiosos y gigantescos proyectos de inversión, pero yo lo dudo. Es simplemente una cuestión numérica; si no tienes para comprar un carro nuevo, no lo compras y si no se venden carros nuevos, no se puede producir sin endeudarse y si te endeudas, tarde o temprano tendrás que pagar. De una forma u otra, pero cuando la lana no alcanza es tiempo de apretarse el cinturón y reducir gastos y claro, un automóvil nuevo no es tan “imprescindible”, aunque sea una Cheyenne.
Así que cuando el mocoso pregunte ¿Y la Cheyenne, a’pá? La nueva respuesta será: En quiebra, m’hijo. En quiebra.